1. La fácil de subir y difícil de bajar “Montaña del Ego”
Como dijimos en el anterior artículo, no eso lo una cuestión de ego, pero podría ser algo que te llevará de cabeza a él.
Cuando pensamos que nuestro trabajo es mejor que otros, sin ninguna referencia externa y objetiva, puede ser que sea porque somos incapaces de ver su verdadera calidad.
Las redes sociales son un continuo alimento para el ego, esos likes de Facebook, corazoncitos de Instagram o frases del tipo “fotón” “fotaza” y similares, pueden desviar nuestro criterio de la realidad, sobre todo si vienen por parte de gente interesada, ignorante o de familiares y amigos … lo siento, es así todos esos son públicos muy poco objetivos.
Personalmente preferimos una crítica negativa de nuestra obra por parte de alguien cuyo trabajo admiramos, que las Palma ditas en la espalda de quien quiere conseguir una sesión de fotos gratis o un descuento en nuestra tarifa.
2. El enorme “Monumento a la soberbia”
Si ya hemos subido la llamada “Montaña del ego”, podría ser que hayamos construido en su cima el “monumento a la Soberbia” y nos hallamos aupado con ayuda de nuestros intereses en lo más alto.
Esto es un factor que se consigue rápidamente y puede derribarse más rápido aún, pero hace falta que venga alguien más fuerte y grande que el propio monumento para hacerlo.
La egolatría, creer que nuestro trabajo es superior al de los demás y que nosotros sabemos más que nadie en cualquier materia no es indicativo de que vayamos hacia el “Efecto Dunning-Kruger”, sino que es una prueba de que estamos metidos hasta el cuello en el.
Nadie es mejor que nadie, o mejor dicho, como ya contamos en el artículo “El síndrome del Impostor” todos somos expertos relativos en algo, pero también ignorantes relativos en el resto de cosas.
Es imposible saberlo todo de todas las disciplinas fotográficas y siempre, indefectiblemente, habrá alguien mejor.
Ten cuidado con la soberbia, porque la manera de bajar de ese monumento es muy dolorosa.
3. La oscura “Cueva de la Ignorancia”
Quizás te suene eso de “Alergoria de la caverna de Platón”, es un tema muy interesante y está también muy relacionado con todo esto. En esta alegoría hay unos individuos encadenados desde su nacimiento a una roca, de espaldas a la salida de la caverna. En la pared que pueden ver, proyectan sombras de seres y monstruos. Ellos crecen creyendo que el mundo es esa cueva en la que viven, desconocen que hay en el exterior (si es que siquiera imaginasen que existe algo fuera de su hogar), pero imaginan que hay cosas terribles.
Esta historia, que no hemos contado con mucho detalle, tiene varias interpretaciones y muchos símbolos. Pero lo que nos interesa es esa ignorancia que nos impide reconocer los límites de lo que nos rodea y nos infunde miedo a los desconocido, si acaso imaginásemos que hay cosas que desconocemos. O el valor de hacer osadas afirmaciones.
Es quizás el factor más relevante del “Efecto Dunning-Kruger”. Los ignorantes no suelen siquiera darse cuenta de que lo sufren y es difícil sacarlos de ahí, además de que en ocasiones tienen el valor de sentenciar que no hay más conocimiento más allá de lo que ellos saben.
Por ello es tan importante que tratemos de ser conscientes de nuestras limitaciones y capaces de admitir que desconocemos muchas cosas.
4. El engañoso «atajo al éxito»
Este atajo, que quizás todos hemos intentado tomar en algún momento de nuestra evolución, es bastante peligroso en cuanto que nos puede meter sin darnos cuenta en el síndrome.
Si por la razón que sea nos hemos adquirido los conocimientos con trabajo, estudio o esfuerzo, podría ser que estos no fueran completos. Podría ser que hubiese huecos importantes en nuestra formación. Con lo que estaríamos en una situación difícil, porque sabríamos hacer ciertas cosas bien hechas, pero quizás no el por qué de que se tenga que hacer así para que salga bien. O a lo peor creemos estar procediendo acertadamente cuando debido a ciertas lagunas estamos metiendo la pata hasta el fondo.
Por culpa de los atajos podemos tener una falsa sensación de conocimiento completo sobre algún tema.
Y ya no hablo de obtener éxitos no merecidos, que esos nos pueden llevar derechitos a la «Montaña del Ego» y encontrarnos ya subido sobre el «Monumento a la Soberbia» ya sabes por donde van los tiros.
Lo Bueno de todo esto, es que, en general podemos salirnos de todos estos caminos de la perdición y de este gran problema, cuando de alguna manera, seamos capaces de ser conscientes de que estamos metidos en ello.
A quien le puede ocurrir
Es probable que mientras leías lo que hasta ahora hemos escrito tuvieras a alguien en mente en quien identificabas todo, pero pon un momento los pies en el suelo, porque quizás te está pasando a ti también. Y por supuesto a nosotros mismos, que al redactar esta entrada podemos estar sufriéndolo.
Por que puede ocurrirle a absolutamente todo el mundo.
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