En el mundo de la moda y del espectáculo cuando luchas contigo mismo, con lo que eres o con lo que quieres conseguir ser y no lo logras, puede llevarte a corto plazo a la falta de autoestima.
Parece que estamos en la era de querer mostrarnos por fuera como queremos que nos reconozcan y que así “sintamos” que estamos siendo valorados por “lo bueno que somos”: las fotos en redes sociales, ir vestido de forma medida para transmitir unos valores…
Déjame decirte que la Autoestima está relacionada con tus necesidades afectivas. Porque en el momento en que dependes de cosas, situaciones o relaciones con las personas para sentirte bien: sospecha que tu amor propio está por los suelos. Y tu forma de relacionarte con el mundo se verá afectada y conseguirás que las personas de tu alrededor, jueguen con tus carencias de forma inconsciente. Salvo aquellos que tengan buena Autoestima, claro.
Indicadores de Autoestima Baja:
– Colocarte por debajo de los demás o ponerte en último lugar sintiéndote mal, teniendo una actitud pasiva y de menosprecio hacia ti.
– Colocarte por encima de los demás, querer ser el protagonista de todas las conversaciones y trabajos, comportarte de forma agresiva o tener la necesidad de tener la última palabra.
– Sentir falta de energía en relación a los conflictos del día a día o huir de las tomas de decisiones para no enfrentarte a un fracaso o resultado negativo.
– Un mix situacional: unas veces te pillas agresivo y otras sumiso o dependiendo de las personas o circunstancias para satisfacer tus necesidades.
Casi creo que podemos caer todos en alguno de los puntos anteriores, o por lo menos dime que no soy el único.
¿Por qué pasa esto y cómo resolverlo?
Adoptamos conductas que expresan baja autoestima porque tenemos agujeros por los que se nos escapa la energía para sentirnos bien y a eso se llaman necesidades no cubiertas.
Cada vez que alguien nos invade y no le ponemos límites, quieren tu imagen gratis para una marca, pierdes oportunidades importantes por no atreverte a pedir dinero o especies por ello, tapas tus emociones para no “hacer sentir mal” a las personas de tu alrededor, castigarte por no haber podido ser asertivo o menospreciar tus propios sueños porque crees que se puedan hacer realidad: adiós a un trocito de es valor propio que se esfuma con cada situación.
Cierto es que todo esto tiene que ver con cómo te ves a ti mismo en primer lugar, con cómo valoras lo que eres profesionalmente segunda opción y tercero con tu capacidad de ser Asertivo.
Qué puedes hacer para cambiarlo:
1. Reconoce sólo por hoy cómo es tu nivel de autoestima:
Sé honesto, si te has pillado en alguno de los comportamientos de antes es importante que lo veas y sobre todo que no enjuicies que es así:
– “¡Pues vaya, no me gusta nada!” Ya…
– “¡Pensaba que lo llevaba mejor y me trataba bien!” Ya…
– “¡Qué pereza me dan estos temas! Nunca consigo avanzar”. Ya…
Recibe tal y como es tu forma de tratarte, es el primer paso.
2. Alimenta una versión de ti mismo más Confiada:
Sea como sea, si no confías en ti mismo estarás en la deriva. Tengas los recursos que tengas eres válido, no estás dañado ni tienes una tara. Muchas personas, en su fuero interno lo piensan, lo viven y lo pasan mal con esto.
Aprender a confiar en uno mismo parte de la idea de abrazar lo que eres sin condición. Si te has encontrado por dentro echo unos zorros, bienvenido sea que lo hayas visto.
¿Quieres que sea de otra manera?
– Empieza por permitirte ver la oportunidad de llevarte mejor contigo mismo. ¿Ganarías algo?
– Plantéate si quieres seguir pagando el precio de tratarte mal ¿Qué más perderías?
– Experimenta situaciones en las que te permitas hacer lo que necesitas pese a que no salga como quisieras.
– Acepta tus “fracasos” pero sobre todo: presta atención a tus éxitos por pequeños que te parezcan.
– Experimenta situaciones sociales en las que no tengas tanto el foco en lo que van a pensar los demás.
– Expresa tus emociones siempre que respetes el entorno.
3. Autorízate a ser tú mismo:
Si ves que dentro de ti tienes un policía restrictivo que te habla de forma drenante y demoledora, para y pon el foco en dar valor a lo que eres con tus virtudes y tus defectos.
Autorizarte a ti mismo a ser quien eres bajará las defensas protectoras de esa parte de ti que te critica y castiga.
Sólo con éso subirá tu sensación de merecimiento. Hay que practicar.
4. Cambia tu lenguaje:
Con el que te hablas y con el que hablas a los demás.
Pasar a usar palabras bonitas de un día para otro no es el tema.
Si te suele decir: “¡Qué mal lo has hecho!”, “¡Otra vez has metido la pata!”, “¡Qué vergüenza lo que he dicho!”, etc
Seguro que no podrás pasar de cero a ciente diciéndote: “Todo está fenomenal”, “Me quiero y me acepto”, etc.
Pero prueba tal vez con: “Un momento, a ver qué he hecho bien para no hablarme tan mal”, o “Vale, he metido la pata pero no me voy a machacar”.
Date cuenta de que es un proceso y los cambios que hagas, cuanto más graduales mejor. Así será más creíble para ti tu forma de hablarte, te darás cuenta que avanzas y logras y tu policía interno se irá de permiso una temporada.
5. Usa esquemas mentales y valores que doten de energía tus acciones:
Esto es más profundo.
Si piensas que todo tu alrededor va contra tuya, que nunca vas a ser capaz de alcanzar tus metas o que es muy difícil que puedas cambiar, estaremos hablando de creencias hondamente arraigadas que bloquearán tus acciones.
Construir nuevas creencias positivas que potencien tu mejor versión requiere de esfuerzo pero merece la pena.
Podrás ayudarte también de lo que sea verdaderamente importante para ti: los valores.
¿En qué crees profundamente?
¿En el Amor, la Generosidad, la Libertad, el Conocimiento, la Justicia, la Creatividad?
Haz una lista de valores para llegado el momento tomar decisiones teniendo en cuenta que respetas tus principios. Los valores son más poderosos que las creencias y mientras vas re-construyendo tus esquemas, el sentido de lo que haces te salvará.
6. Y ahora sí, tus conductas asertivas:
– La base: todo el trabajo anterior.
– La expresión: respeto y valoración, ¿por quién? Por ti y por los demás.
Te preguntarás que que pintan los demás por aquí pero date cuenta que la forma en que tratas a los demás es un reflejo de cómo te hablas a ti mismo. Interviniendo dentro y fuera, tendrás doble resultado.
Hemos visto que la Autoestima baja tiene que ver con depender del otro para sentirte bien:
– Reconoce qué necesidades personales y afectivas tienes que no estás cubriendo para ir corriendo a satisfacerlas.
– Luego observa cómo cambia tu actitud a la hora de comunicarte con los demás.
– Y por último refuerza el trato respetuoso hacia tu entorno. El hecho de hacerlo también te aportará una sensación de logro, equilibrio y cuidado.