En ocasiones alguna gente nos solicita un presupuesto pero acaba haciéndose fotos con algún fotógrafo menos profesional que le cobra mucho menos. O incluso se las hace con un amigo que se ha comprado una cámara que le parece “casi igual que la tuya” y supone que hará las fotos iguales.
Es por eso que decidimos a escribir este texto explicando un poco las diferencias básicas entre un trabajo profesional y uno amateur.
¿Cómo puedo saber si es realmente profesional si no sé de fotografía?
Imaginemos a alguien que cobra unos 50 € por un book. Esa persona, habitualmente no es profesional o acaba de llegar al mercado intentando hacer dinero fácil. Si, por ejemplo, dedica un total de 3 horas a hacer ese trabajo, está cobrando unos 17 € la hora, suponiendo que ha decidido no pagar IVA, que es lo más probable.
En el caso de que consiguiese hacer un book al día, y tampoco pagase la Seguridad Social ganaría unos 1000 euros al día. Pero muy pocos fotógrafos tienen tantas ventas (ni siquiera la mitad), así que si alguien te cobra una cifra similar, sabes que no es profesional.
Books demasiado baratos
Si además tenemos en cuenta que en la mayoría de los trabajos profesionales necesitas pagarle también a la maquilladora y/o a la peluquera, en seguida te das cuenta de que no salen las cuentas y que la persona que te dice que te ofrece “un book profesional por 50 euros” es alguien que no se dedica realmente a la fotografía. Es posible que sea charcutero, jugador de bolos o taxidermista, pero no suena como un fotógrafo profesional. Sus resultados no serán lo que te gustaría.
Incluso en muchos casos, los hay que te dirán de hacerte fotos gratis. Puedes imaginar la profesionalidad de la mayoría de ellos. Puede ser divertido, y puede que incluso te gusten las fotos, pero en general, si acudes a un casting con fotos menos que profesionales, tendrás muchas menos oportunidades de conseguir los trabajos.
Cámaras casi profesionales
Si no es fotógrafo profesional, probablemente no tendrá una cámara profesional. Y curiosamente, eso es, de todo, lo que menos importa. Los fotógrafos profesionales empleamos cámaras fantásticas por diferentes motivos. Uno de ellos es la calidad del archivo final, pero hay otros, como la rapidez del autofoco o el disparo en ráfaga, que ayudan a captarte en el mejor momento, siempre y cuando el fotógrafo sepa usarlo. También, las cámaras y objetivos profesionales son material de trabajo más duro y fiable.
Pregúntale a una peluquera por sus tijeras, o a un conductor profesional por su vehículo si quieres saber la importancia del material. En cualquier caso, la cámara es una herramienta. Los fotógrafos podemos sacar excelentes fotos con casi cualquier cámara, si nos das un rato para adaptarnos, pero vamos un paso más allá con la calidad cuando tenemos el mejor material. Y por eso lo llevamos.
El factor humano
Las fotografías las hacen las personas. Las cámaras son herramientas. Y la persona que ha de conseguir que la imagen sea buena durante la sesión y aún mejor durante la edición posterior es el fotógrafo. Y la experiencia es básica en estas cuestiones. Un profesional sabrá ayudarte a escoger la ropa, dirigirá la sesión, corregirá posturas y propondrá muchas ideas, con la seguridad que le da haber hecho muchos y diferentes trabajos a lo largo de su carrera. Un aficionado hará lo que pueda, pero no ofrecerá el mismo tipo de opciones. Probablemente no esté habituado a tomar decisiones con respecto al maquillaje, la ropa o el calzado, o sobre la actitud de la modelo. Es posible que tampoco consiga sacar el mejor resultado una vez ha acabado la sesión. O que no cuente con los objetivos adecuados para que los planos salgan como deben.
Por otra parte, trabajar con un profesional que se dedica siempre a esto implica otras ventajas. Fiabilidad, opciones adicionales y, en mi caso, intento ayudar a las modelos que se han hecho un book conmigo a que puedan encontrar trabajos. Es algo que alguien que no trabaje de verdad en esto no puede ofrecer.
Después de la sesión
Lo peor de todo es que cuando hayan entregado las fotos, aunque la modelo no lo distinga, la gente que trabaja en las agencias y haciendo castings sí se dé cuenta de que no se trata de fotografías profesionales y descarten a la modelo rápidamente. Últimamente los desastres que se hacen son fotografías con un exceso de retoque, montajes espantosos y cosas similares. No te dejes engañar: el hecho de que alguien le ponga una marca a una fotografía no quiere decir que sea profesional. Se puede hacer con cualquier programa de edición en cuestión de segundos.
Puedes ver algunas fotos realmente horribles y lamentables en esta web: http://youarenotaphotographer.com/, pero simplemente buscando books baratos en Internet encontrarás auténticas galerías de los horrores, especialmente en las páginas de anuncios.
Conclusiones
Al final, lo que consigues con un fotógrafo no profesional es perder tiempo y dinero. Y probablemente una oportunidad, porque las agencias pueden no querer volver a mirar tus fotos si la primera vez les enviaste (o llevaste) un material de baja calidad. Si vas a pagar por un trabajo (sea un book profesional o una sesión de retratos), mejor asegúrate de que es realmente bueno. Si alguien te ofrece un teléfono móvil de última generación por 25 € seguro que no te fías. En el caso de que te dijesen que te venden un coche nuevo por 1.500 €, o si te piden 7€ por unos zapatos no te engañarían. Que no te engañen con books demasiado baratos. Los fotógrafos baratos suelen ser solamente una mala inversión.
Si no quieres perderte ningún artículo más