Probablemente en algún momento de tu vida pasaras por una circunstancia que disminuye notablemente tu energía, te verás arrollado por situaciones o personas que reducirán tu capacidad de acción como sufrieras un accidente o shock.
Podemos haber vivido situaciones negativas en el pasado y en aquellos momentos haber sido sujetos de “perdida de poder” y de un dolor que nos hizo ser dependientes de ayuda para superarlo. No hay nada más humano que reconocer cuando no podemos las cosas por nosotros mismos pero transcurrido el evento, a largo plazo podemos optar por diferentes reacciones:
– Asimilar el pasado para no vivir anclados a situaciones que no existen ya.
– Entrar en depresión y acudir a la ayuda profesional.
– Superar las circunstancias y usar lo aprendido para crecer.
– O permanecer en la víctima como un personaje que actúe de tu parte.
A veces no hace falta que haya pasado algo realmente grave, basta con haber vivido un evento en el que cediste tu imagen personal a otro, y esto pasa más de lo que creemos, para luego no recibir ninguna compensación por ello, y no necesariamente económica.
¿Como detectarlo y salir de ahí?
Las palabras claves son: La queja, el “tengo que”, y la “justificación”
Algunos ejemplos:
– Es que los fotografos o productores no se portan como espero, tengo que andar con cuidado de que nadie me cuele porque si no se van a aprovechar de mi.
– Es que voy a una entrevista o casting, de una agencia o productor, y tengo que pasarlo mal porque al final siempre escogen a otro”
– Es que la moda está muy mal, la gente solo se aprovecha de nosotr@s, por eso tengo que estar pendiente de ella todo el tiempo.
Te preguntarás ¿Si las circunstancias son realmente así, cómo no te vas a quejar?
Una cosa es la actitud que eliges para lidiar con las circunstancias, y otra son las circunstancias en si.
Hace algún tiempo, en las redes sociales, estaba el reto de “no quejarse durante un mes” ¿has probado?
¿Que pasa si lo pones en practica ya?
Que se eliminarán los “es que”, sustituirás los “tengo que” por “quiero” y verás como el resto tu comunión cambia y ya no te hablarán a ti mismo ni a los demás igual. También las justificaciones pierden sentido y comenzarán a notar cómo algo cambia alrededor tuyo.
La queja es tremendamente tóxica, para ti y para la gente de tu alrededor. Puedes dedicarte un día a la semana a hacerlo para no meterte presión o incluso compaginarlo con tus estudios o trabajo. ¿como te sentirás después? Peor porque pierdes energía y alimentas que otras personas del gremio adquieran un derecho sobre tu bienestar que les entregas en bandeja.
¿Como puedes salir de ahí?
Es algo más que leer unas letras en un blog, aunque el poder de la palabra construlle sentimientos y6 es muy útil.
Además es una cuestión de responsabilidad propia.
Pregúntate entonces ¿qué puedo aprender de lo que ocurre?
– ¿Mejora esto mi capacidad de racionarme con los demás integrantes del sector?
– ¿Me hace merecedor/a de algo único y diferente?
– ¿Me ayuda a cultivar mi independencia como profesional?
Si tomas conciencia sobre la necesidad real que hay detrás te tus quejas, y tomas las riendas, el terrible escenario en el que te encuentras se convertirá en un entrenamiento de tu propia autoestima.
– Si pones el foco en mejorar tu relación profesional quizás necesites recursos: aprender a ser asertivo, escuchar y leer mas a los demás, respetar opiniones distintas a las que te han enseñado, en definitiva, invertir ti y en tu imagen profesional es clave. Leer libros de autoayuda, hablar con alguien de confianza o contratar ayuda profesional es básico.
– Cuando cedes tu imagen, la valoración de ti mismo baja al mínimo y puedes llegar a sentir que no eres merecedor de las bondades de este sector. Es como la pesadilla que se muerde la cola. Si esperas recibir antes que dar, cambia de paradigma.
El proceso para soltar el pasado en tres pasos debería ser:
– Aceptar tal y como son las circunstancias.
– Comprender como se ha creado tu víctima y ser cálida/o contigo mismo.
– Perdonarte el trato que te das a ti misma/o por haber cedido tu poder y tu imagen a gente que ha sabido aprovecharse de ti, ocasionándote un daño en el pasado.
Y después orientarte a tu futuro:
– Comprenderte a ti misma/o, suprimir la queja en tu lenguaje, sustituir los “tengo que” por quiero que, observar los beneficios de modificar tu lenguaje y detectar las necesidades reales por cubrir para ir a por ellas.
– Ser protactinios y ponerte en marcha para comportarte de forma distinta y más saludable contigo y mas profesional con el sector, teniendo la inversión como punto de partida.
– Respetar y valorar tanto a ti como la los demás profesionales, haciendo músculo con la amistad entre compañeros de gremio.